Anatomía

La rodilla es un complejo articular compuesto por dos articulaciones. En la parte de arriba, tenemos la articulación femoropatelar (compuesta por la rótula y el fémur) y en la parte de abajo tenemos la articulación femorotibial, aunque el peroné se encuentre junto a la tibia, no tiene intervención en los movimientos de la rodilla, pero si en su estabilización.1
Entre los cóndilos del fémur y las mesetas de la tibia, se encuentran los famosos meniscos que junto con los ligamentos de la rodilla se encargarán de la estabilización y soporte de la rodilla.1
En cada rodilla contamos con dos meniscos:
– Menisco interno: presenta forma de C y es el más estable debido a su unión con los ligamentos cruzados e internos.
– Menisco externo: presenta forma de O
Cuando tenemos una lesión en los meniscos, su recuperación es lenta, ya que se trata de un tejido avascular en un 60-70%, por lo que su capacidad de cicatrización regeneración es baja.1

¿Qué funciones tienen los meniscos?1

Entre las funciones de los meniscos de la rodilla, cabe destacar:
– Dar congruencia articular.
– Trasmitir cargas y absorber impactos.
– Estabiliza de forma pasiva la rodilla.
– Interviene en la propiocepción articular.
– Ayuda en la nutrición y lubricación.
Además, los meniscos intervienen en los movimientos de flexión (se van hacia atrás cuando se dobla la rodilla), extensión (se desplazan hacia delante al estirarla) y rotación de la rodilla (rotan cuando giramos la rodilla).

Epidemiología y etiología 2,3

Las lesiones de menisco se encuentran entre las lesiones más comunes de rodilla suponiendo una cuarta parte.
Además, en los últimos años se ha producido un aumento considerable en intervenciones quirúrgicas para tratar dichas lesiones.
Dichas lesiones son frecuentes en poblaciones activas, siendo el mayor número en personas que realizan deporte frecuentemente o se dedican a ello de manera profesional.
Los movimientos más comunes que provocan lesiones meniscales son los movimientos que implican rotación + flexión o extensión + rotación, siendo más común el primer gesto ya que provoca un cizallamiento en el menisco. A su vez posiciones brusca en varo o en valgo también provoca una afectación meniscal.
A estos movimientos también hay que añadirles factores de riesgo como la práctica deportiva (actividades que impliquen rotación de rodilla), laxitud, edad y el género (concretamente el sexo femenino tiene más riesgo de sufrir alguna afectación meniscal).

Exploración y diagnóstico fisioterapéutico de los meniscos4

  • Síntomas lesión meniscal.
    • Inflamación
    • Dificultad para la marcha
    • Dolor a las rotaciones
    • Limitación en la flexión y extensión
    • Debilidad cuadricipital
    • Inestabilidad en varo o en valgo
  • Exploración
    • Inspección de desviaciones en varo o en valgo, inflamación, debilidad muscular
    • Rango articular: buscar limitaciones en flexión, extensión o rotación.
    • Palpación línea articular, tuberosidad tibial, polo inferior de la rótula.
  • Diagnóstico fisioterápico:
    • Patología rotuliana: signo del cepillo, signo de aprehensión.
    • Inestabilidad: prueba de estrés en valgo o varo forzado, cajón anterior y posterior, prueba de Laschman (para ligamento cruzado anterior).
    • Meniscopatía: prueba de McMurray y Apley.

Tratamiento fisioterápico de los mensicos5

Independientemente de si la meniscopatía ha sido intervenida o no, el tratamiento irá enfocado a los siguientes puntos:

  • Mejora del dolor
  • Disminución de la inflamación
  • Recuperación del rango articular
  • Recuperación de la marcha
  • Fortalecimiento muscular
  • Propiocepción
  • Trabajo para desenvolverse en actividades de la vida diaria

Es importante establecer un buen protocolo si el paciente ha sido intervenido, en este caso el tratamiento se dividirá por fases, comenzando por la más sencillas (movilizaciones pasivas, masaje drenante, isométricos, etc) hasta las más avanzadas (ejercicios excéntricos y concéntricos, ejercicios propioceptivos con planos inestables, ejercicios en tu medio de trabajo o de deporte). Este protocolo puede variar con cada caso en concreto, según su mecanismo lesional, la valoración realizada o su actividad deportiva.

BIBLIOGRAFÍA

1. Williams PL, Warwick R. Gray Anatomy. 2nd. ed. Barcelona: Salvat;1986.
2. Petersen W, Achtnich A, Lattermann C, Kopf S. The Treatment of Non-Traumatic Meniscus Lesions. Dtsch Ärztebl Int. octubre de 2015;112(42):705-13.
3. Thorlund JB, Juhl CB, Ingelsrud LH, Skou ST. Risk factors, diagnosis and nonsurgical treatment for meniscal tears: evidence and recommendations: a statement paper commissioned by the Danish Society of Sports Physical Therapy (DSSF). Br J Sports Med. mayo de 2018;52(9):557-65.
4. Estrada-Ortiz P. Exploración de la rodilla. AMF. 2007;3(1):34-7
5. Basas García A, Fernández de las Peñas C, Martín Iturralde JA. Tratamiento fisioterápico de la rodilla. McGraw-Hill Interamericana de España, SAU. Madrid; 2003

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